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Artroscopía de rodilla en lesión meñiscal

La artroscopía de rodilla es una técnica que permite una revisión completa asi como diagnosticar y tratar diferentes alteraciones, como así reconstruir un ligamento cruzado roto (anterior o posterior), reparar fracturas intra-articulares, quitar tejido sinovial inflamado, o reparar el cartílago de un menisco roto.

Artroscopía de rodilla en lesión meñiscal

NO, muchas roturas meniscales son compatibles con la vida diaria y la actividad física. Es necesario evaluar cada paciente de forma individual. Edad, grado de desgaste de la articulación, eje de la pierna, el tipo de rotura y los síntomas (dolor, bloqueo, etc.).

Es un procedimiento minimamente invasivo en el cual se introducen en la articulación, mediante pequeños orificios (portales), instrumental y equipos de video que permiten evaluar y trabajar sobre todas las estructuras de la rodilla.

NO, el objetivo de la menisectomia artroscopica es preservar la mayor cantidad de menisco sano posible con el fin de minimizar las posibles lesiones del cartílago articular a mediano y largo plazo.

SI, siempre que se puedan las roturas meniscales deben ser reparadas. Desafortunadamente solo algunas son pasibles de reparación. Esto esta depende del tipo y ubicación la rotura, además de las características del paciente. Solo un sector del menisco tiene la capacidad de cicatrizar, vinculado al aporte sanguíneo del mismo.

Si, el objetivo de la menisectomía es la vuelta al deporte tras la rehabilitación en 4 a 8 semanas, dependiendo de la lesión, el paciente y que no existan lesiones asociadas (patología en el cartílago o lesión de ligamentos).

Artroscopía de rodilla con plástica de ligamento cruzado anterior

Como el LCA estabiliza la rodilla durante las fases de aceleración, desaceleración, caída y cambio de dirección, la practica de la mayoría de los deportes se ve afectada ante la insuficiencia de este. Pacientes que practican deportes (futbol, rugby, tenis, básquet, etc.) con roturas agudas de LCA tienen indicación de cirugía. Así como también pacientes con bajos niveles de actividad que presentan inestabilidad en la vida diaria. Comúnmente referido como “salidas de la rodilla” u otros movimientos anormales.

La insuficiencia crónica del LCA es mal tolerada para la practica deportiva, solo un pequeño porcentaje de personas pueden realizar actividad física sin contar con la estabilización que supone este ligamento. Los movimientos anormales (inestabilidad) dados por la falta del LCA exponen a la articulación a gran estrés mecánico. Dañando estructuras del lado interno de la rodilla, meniscos y cartílago, conduciendo prematura e irreversiblemente a la artrosis.

El LCA no tiene la capacidad intrínseca de cicatrizar como si la tienen otros ligamentos. Por lo que una vez roto necesita ser suplantado. Esto se logra mediante la colocación de un injerto en su lugar. Los injertos se obtienen comúnmente del tendón rotuliano, cuadricipital o los isquiotibiales de la misma pierna del paciente. Existen opciones de utilización no tan frecuente como ser los injertos cadavéricos congelados, que tienen mayor índice de rupturas e infección. Así también injertos sintéticos que no presentan buenos resultados a largo plazo. Una vez obtenido el injerto se procede a realizar la artroscopía donde se resecan los resto del ligamento original y se realizan dos túneles para colocar el injerto. El injerto se fija en su posición con un sistema de botón e hilos y un tornillo biodegradable.

Las heridas requieren los cuidados basicos.

La vuelta a la actividad física es progresiva, dependiendo de la actividad.

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